El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, participó en la liturgia en la liturgia del jueves santo, en su natal Barinas. En un ambiente popular, junto a su madre, hermanos, algunos otros familiares y miembros de la parroquia, el mismo Chávez oró por su quebrajada salud. El hecho repercutió en muchos medios de comunicación en donde corrieron las imágenes de un Chávez contristó, colgando un rosario al cuello junto a una imagen de un Cristo sufriente cargando la cruz
No es la primera vez que el mandatario venezolano se muestra públicamente en un servicio religioso, específicamente en medio de una liturgia católica. Aunque ya a Chávez lo han mostrado participando en otras misas pidiendo por su salud, no deja de ser está la más significativa y que más connotación hasta el momento. Es interesante ver algunos detalles en esta ceremonia.
El mensaje principal que se le está dando al publico es la nueva forma que se le está dando al presidente venezolano, sobretodo cambiándole la imagen de caudillo y súper héroe a la de una menos estridente y más acentuada en la parte humana. Esta misa tiene los ingredientes tanto psicológicos como simbólicos que pueden subrayar una humanización del hombre fuerte y presumiblemente invencible.
Lo primero que le llama la atención a uno es las escenas que las cámaras proyectan hacia los espectadores es Chávez con el rosario colgando en el cuello, con ropa deportiva, detrás de él el Cristo sufriente que carga con su cruz. Rodeado de esos elementos es que Chávez aprovecha para dirigir sus suplicas por su salud. Lo que se trata de buscar es una postura que muestre a un ser humano bajo el flagelo de una enfermedad, que hasta el momento no se ha logrado confirmar por fuentes independientes, en su limitación se vuelve a Dios como único que lo puede salvar, curar.
Foto de Chávez junto a su madre, Universal
La madre de Chávez se le acerca para completar esta escena cargada de elementos emotivos y bendice a su hijo. Es un momento que logra ganar la empatía de las personas que ven lo que sucede, por una parte por que es un momento de mucha profundidad humana. Al mismo tiempo el hecho guarda mucha relación con lo que revivirá ese día y los siguientes en la pasión de Jesucristo. Cuando este va cargando su cruz hacia el Gólgota encuentra a su madre. En cierta manera, en el subconsciente, no se pasa por alto la similitud entre estos dos encuentros, la de la bendición de Chávez por su madre y el encuentro de Jesucristo con su madre.
Es difícil juzgar si los hechos de la misa son espontáneamente, partiendo de que no se sabe a ciencias ciertas el verdadero diagnostico de Chávez. Por otra parte, lo que está pasando en esta misa también puede entenderse como consecuencia de la nueva política del estado cubano hacia la Iglesia Católica. Política que influiría en alguna manera en Venezuela y que ha tenido su punto máximo, hasta el momento, con la visita del papa Benedicto XVI en marzo pasado.
Más que el hecho en sí de que Chávez ha pedido por su vida y que ahora ande con crucifijos y rosarios por dondequiera, hay que ver que la misa televisada ha sido un tremendo trabajo de propaganda. No se puede negar que después de esto la figura del presidente venezolano se le ha agregado un carácter más humano. También esto se puede entender como una readaptación del lider duro a las exigencias de los nuevos tiempos en la política en donde el modelo que se le ajustó a Chávez cuando tomó el poder ya está caduco. Un modelo que va dando pasos a otro en donde los líderes se muestran más flexibles y quebrantables.
No queda dudas de que la imagen de hombre fuerte que Chávez dio una vez en la historia va quedando atrás. La enfermedad que supuestamente lo azota es una buena justificación para ir emitiendo la nueva imagen, que trata de reflejar a un ser humano en una situación de quebranto. Olvidémonos de precisar lo de la enfermedad, eso solo el tiempo lo dirá, pero si hay que reconocer que se ha hecho un tremendo trabajo propagandístico con una calidad excepcional, que no deja lugar en muchos a la duda de la cercanía de Chávez a Dios.
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