Capilla del Sagrario, Ermita de la Caridad, Miami.
Pedirle a la Iglesia en Cuba un compromiso político puede parecer exagerado en cuanto a la situación de la misma en el país. Para poder entender esto no hay mejor punto de referencia que la Polonia de los años 80, cuando el auje del movimiento Solidaridad. Entender en que condiciones jugo su papel la Iglesia en ese momento histórico en Polonia, nos puede ayudar a entender la posición de la Iglesia Católica en la Cuba de hoy día.
Antes que nada hay que echarle una mirada a lo que fue el movimiento Solidaridad de Polonia. En los años 70 surgieron protestas de los obreros por las condiciones extremas de vida en muchos lugares de Polonia. La represión por parte del estado comunista fue violenta y luego con la ayuda de los intelectuales se logró fundar El Comité de Defensa de los Obreros (Komitet Obrony Robotników, KOR), que sería una especie de sindicato que antecedería a Solidaridad. En 1980, un año muy emblemático para Cuba también por los sucesos del Mariel y la embajada del Perú, rompen las huelgas en los astilleros de Gdans, liderados por Lech Wałęsa.
La acción de la Iglesia Católica en Polonia fue el de apoyar a los huelguistas. El sindicato Solidaridad, quien promovía aquella huelga, daba nacimiento y nombre a un movimiento, Solidaridad, que junto con las reclama por los derechos civiles, se convertía también en un movimiento de renovación espiritual con la intervención de la Iglesia.
Monumento erigido a los que murieron durante la represión contra Solidaridad, Gdans, Polonia.
La intervenc.ión de la Iglesia no fue algo espontáneo sino más bien un hecho natural. La mayoría de la población de Polonia la comprendían creyentes católicos, que vivían su efervescente catolicismo quizás con más celo que en toda Europa. El catolicismo es un marcador de identidad en una nación asediada por potencias de diferentes credos cristianos.
Esta es una de las razones por la que el comunismo nunca logró desarraigar la fe de los polacos, y puede muy bien que sea esto un elemento que hiciera acentuar el catolicismo entre los polacos.
En Cuba la situación es muy diferente, los comunistas lograron con su propaganda mostrar una Iglesia que sólo estaba a favor de los poderosos. Lograron desmantelar la Iglesia no sólo propagandisticamente sino estructuralmente, expulsando a cientos de sacerdotes, religiosos y religiosas de Cuba. El estado ateo se implantó con la aceptación de una gran mayoría y la religión llegó a reprimirse brutalmente. La religión y los creyentes quedaron al margen de la sociedad. La población cubana era en principio no católica.
El otro aspecto que deberíamos tomar en cuenta es que los sindicatos en Cuba tuvieron un transito de ser independientes a estatalizarse. Es decir que el único sindicato permitido sólo respondía a los intereses del estado comunista. Además, esa necesaria interacción entre intelectuales y obreros que hubo en Polonia en los 70, que hizo posible la fundación de sindicatos independientes nunca existió en Cuba.
Por estas razones la Iglesia Católica en Cuba no ha podido actuar de la misma forma que la Iglesia Católica en Polonia, no existen las condiciones para que la Iglesia Católica en Cuba sirva de sostén espiritual a algún movimiento. Ese movimiento, con unidad de acción y movilización, con objetivo común, y de magnitud nacional, no existe en la Isla.
La Iglesia Católica en Cuba ha sido criticada fuertemente por grupos de la línea dura en el exilio y disidentes en Cuba. Muchos esperaban que la misma tuviera una actitud más crítica hacia el régimen cubano, aunque desde sus perspectivas les parece que la Iglesia se inclina hacía la oficialidad. Por como estos grupos perfilan sus críticas hacia la Iglesia puede muy bien interpretarse que esperan que la Iglesia tome la iniciativa en la lucha por derrocar al régimen cubano. Si volvemos la mirada a Polonia podremos ver que allí en los hechos referentes a Solidaridad no fue la Iglesia quien tomó la iniciativa de nada. La Iglesia interviene para dar apoyo espiritual al movimiento obrero ya fundado.
En Cuba la libertad para vivir una fe religiosa es, en comparacion con tiempos atras, significativamente mayor.
Aunque la Iglesia no está directamente involucrada directamente en un cambio político o social, si hay que reconocer que ha sido un pilar en donde se ha apoyado el movimiento democratizador y civil, tanto en Polonia como en Cuba. Una gran parte del movimiento disidente en Cuba ha contado con la inspiración de la Iglesia. Basta recordar nombres tales como Osvaldo Paya y Dagoberto Valdez, y muchos otros más, no sólo en la Isla sino llegados al exilio.
Para la sociedad cubana es importante que la Religión, no sólo la Iglesia Católica, sino también el judaísmo presente en Cuba y las demás denominaciones cristianas, han abierto el encierro espiritual de la sociedad cubana. Esto en su momento servirá de motor impulsor de los cambios sociales y por consiguiente a un cambio político escalado. La Religión en Cuba no es la alternativa, esa no es su función, su función está en fomentar los valores transcendentes en las personas para que estas a su vez y de forma independiente de la religión crear la alternativa para el cambio.
Padre Jerzy Popieluszko, mártir de la lucha contra el comunismo en Polonia.
En el caso de la Iglesia Católica en Cuba su trabajo es meritorio, esto puede parecer incomprensible para muchos, es verdad. Pero todo está en dependencia de la perspectiva con que queramos ver esta realidad. Teológicamente el esfuerzo del cardenal Ortega y Alamino, junto con la Iglesia que él representa, está justificado. Para argumentar desde esta perspectiva de fe son de mucho valor las palabras del padre Jerzy Popieluszko, uno de los guías espirituales del Movimiento Solidaridad en Polonia y ascendido a siervo de Dios. Antes de entrar en la senda del martirio diría este venerable cura: Yo lucho contra el mal, no contra las victimas del mal.
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