viernes, 16 de julio de 2010

Suecia: racionalidad y ciencia en debate sobre aborto

Uno de los temas de actualidad más complejo y determinante en nuestras sociedades actuales es el aborto. Hay una gran variedad de criterios sobre el mismo que muchas veces se usa como contenido a diferentes ideologías, que sólo convierte el debate que se suscita a veces verdaderas guerras entre bandos de criterios opuestos. Los encontrados en el debate sobre el aborto no llegan a ningún paradero razonable y el discurso alrededor del aborto se polariza, la realidad se convierte en blanco y negro, y hace que se disipe el dialogo razonable en la búsqueda de una respuesta a la gran problemática del aborto.

Un ejemplo de estos encontronazos anti y pro abortistas es el que se protagonizó en la ciudad de Tucuman, Argentina, el 10 de octubre de 2009. Entonces se celebraba el encuentro XXIV de mujeres en donde se protagonizó la marcha de las mujeres por las calles de la ciudad exigiendo el derecho al aborto. La respuesta de la Iglesia no se hizo esperar cuando cientos de hombres estacionados en los alrededores de las iglesias rezaban rosarios.

Por lo general las confrontaciones de éste tipo no generan dialogo sino que acentúa más aun la confrontación y las partes involucradas en la tragedia del aborto tienden sólo a afianzarse en sus fundamentos ideológicos. Dado que el flagelo del aborto afecta en mayor o menor medida a todos en la sociedad existe una necesidad de extender puentes a un dialogo y un razonamiento. Hay que crear un espacio en el las partes en conflicto tengan la posibilidad de encontrarse y de una forma racional ir viendo sus argumentos. Hay una necesidad también de dejar la polarización en que el debate del aborto se encuentra, eso está bien, pero la cuestión es quien es el que da el primer paso y cómo crear el espacio que se necesita para que se dé el diálogo.

Puede surgir el temor dentro de la Iglesia que para entrar en un espacio de diálogo con las concepciones a favor del aborto entonces tendría que la Iglesia misma retractarse de sus principios. Existe una tradición ya milenaria de reflexión sobre la vida que incluye la racionalidad, tradición que se puede enriquecer y fortalecer con la información y el conocimiento científico el argumento de la Iglesia a favor de la vida.

Hay una desbordante cantidad de literatura que trata el tema del aborto pero es difícil encontrar alguna obra en la que se establezca un dialogo, un razonamiento sobre el tema. Que sea raro no quiere decir que no exista y, por ejemplo, en Suecia, uno de los países más abierto a pro-aborto, hace una alrededor de un año atrás vio la luz un importante proyecto en el cual se vieron involucrados diez figuras del mundo académico y cristiano sueco. El resultado se convirtió en el libro “Den svårlösta konflikten om den ofödda människan” que en español vendría siendo “El conflicto difícil de solucionar sobre el ser humano no nacido”. Publicado por la editorial “Veritas” de Suecia, lleva el sello de “Imprimatur” del obispo de Estocolmo, Anders Arborelius ocd.

El libro es un trabajo conjunto de diez especialistas de distintos ramos. Anders Piltz, profesor emérito de latón en la universidad de Lund, Suecia; Jan Perselli doctor en filosofía; Sven Thomas Nordlöf, psicólogo activo en la clínica para tratamiento somático y rehabilitación del instituto Karolinska de Estocolmo; Gunilla Lindmark, profesor emérito de cuidados de salud internacional de la mujer y la madre; Margarita Kieffer, licenciado en teología y filosofia; Erwin Bischofberger, doctor en teología y profesor emérito en etica medica; Anna Dunnér, escritora que tiene en su autoría unos treinta libros infantiles; Sture Gustafson, producente de radio, miembro de la comisión ética estatal sueca desde 1997 hasta 2005; Kerstin Hedberg Nyqvuist, enfermera y catedrática en la institución de salud para mujeres y niños; y Glenn Haegerstam, doctor en medicina del instituto Karolinska de Estocolmo.

La recomendación es comenzar al leer el libro no por el principio, no por el primer articulo sino por el sexto, cuyo autor es Kerstin Hedberg, enfermera de gran experiencia en cuidados de niños con nacimientos prematuros. Hedberg por eso tiene consigo una gran experiencia y puede describir como el desarrollo de los niños prematuros iguala al de contemporáneos aun en la espera de nacer, todavía en el interior de la madre. A partir de esta experiencia se demuestra que el feto también desarrolla cualidades personales ya desde el tiempo del embarazo.

Por otra parte destaca Hedberg que la técnica moderna es otra manera de obtener conocimiento sobre los detalles del proceso de desarrollo en los aún por nacer. El reconocimiento con el método de ultrasonido da a los padres y al personal medico una imagen del feto, pero este conocimiento, al mismo tiempo, no garantiza que la vida del feto se vaya a respetar al 100%. A pesar de que entre otras cosas se puede constatar que en la semana 8 a la 16 del embarazo se desarrollan las partes del cuerpo y los movimientos. Hasta la semana 26 se puede ver como se desarrollan los sentidos en el feto y como éste puede sentir los olores de lo que la mamá come. También se ha constatado que el feto puede reconocer los sonidos, inclusive las vocales, señal de una memoria que funciona. En Suecia el límite para un aborto tardío se ha bajado a las 22 semanas, lo que por el momento se ve como el mínimo tiempo para la sobrevivir el no nacido.

Hedberg muestra también que el embarazo no se puede siempre fechar con exactitud sino que tiene un marginal de dos semanas. Esto se puede tomar como argumento para no ver tan libre de problemas lo del límite de tiempo en el aborto cuando se trata de delimitarlo en una semana determinada. No es que el feto de repente, en un grado de la maduración, cambia y por lo tanto llena el criterio para que se considere como un niño.

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Parte la experiencia en el cuidado de los nacidos prematuramente de Hedberg, más algunos estudios e investigaciones que se han hecho al respecto, hablan en este capitulo de cómo el feto da muestra también siente dolor. Aunque anteriormente se haya considerado que los prematuros y los fetos humanos no sienten dolor, la ciencia ha demostrado que estos si siente dolor aunque no pueda determinarse en que punto del desarrollo esto comienza. El desarrollo de los componentes del sistema sensitivo no están totalmente maduros tanto en el feto humano como en el prematuramente nacido, pero no significa para el caso que están inactivos.

Auque los adelantos científicos pueden en vez de ayudar a reducir el aborto, incentivarlo o crear nuevos campos de conflicto. Hedberg habla de que los efectos de diagnosticar el feto por ejemplo en Suecia hacen que nazcan menos niños con afectaciones de la espina bífida, una malformación congénita del tubo neural, que se caracteriza porque uno o varios arcos vertebrales posteriores no han fusionado correctamente durante la gestación y la médula espinal queda sin protección ósea. Actualmente nacen al año entre 15 y 20 de estos niños cuando 35 años atrás la intensidad era de 70 y 80 de estos nacimientos al año.

¿Se puede argumentar a favor de la vida del feto humano desde una perspectiva filosófica? Según el profesor en medicina ética, Erwin Bischofberget ninguna comunidad cristiana ha determinado el límite de la futura persona humana de una manera obligatoria y autoritativa. No hay ningún dogma, es decir una enseñanza inalterable sobre ese momento, cuando lo biológico ha comenzado ha recibido total e inviolable dignidad humana. Y, según la tradición de las grandes religiones, la vida está fundamentada en el momento en que se consume la concepción del ovulo.  La tradición cristiana no es absolutamente vinculante, por el contrario mantiene debate abierto sobre el tema por parte de filósofos y teólogos.

El debate en el contexto cristiano, prosigue Bischofberget, tiene una historia que se extiende en el tiempo hasta el siglo XIII con Alberto Magno que veía que al embrión se le daba un alma en la aparición de su propia vida en la concepción (animato simultanea), su alumno Tomás de Aquino, señalaba por su parte que el desarrollo del embrión abarca tres fases: el vegetativo, el sensitivo y el racional (animatio successiva). Tomás de Aquino trata de seguir a su viejo maestro Aristóteles.

Una cuestión importante a la que se nos invita a reflexionar Bischofberget es si el zigote, el embrión o el feto son persona, lo que significa que a ellos se le debe respeto por sí mismo. Hay dos posibilidades de solucionar este problema, concibiendo a la persona como un hombre activo con conciencia propia y con libertad de llevar a cabo su elección desde su propia autodeterminación. O considerando que todos los seres humanos son personas, inclusive aquellos que no, o no más, tienen autodeterminación ni conciencia de sí mismo. A este grupo corresponde los no nacidos, dementes desconcertados y las personas inconcientes. Se trata también de todos los seres humanos que son o que serán personas a pesar que ellos aun no, o no más, pueden expresar sus cualidades humanas.

Para Bischofberget la respuesta viene dada en dependencia de cual de las dos visiones anteriores se escoja. Si se suma uno al primer grupo, lo más temprano que se puede considerar al feto como persona es cuando desarrolla las condiciones para la conciencia. Esta posibilidad se desarrolla tan tardíamente como en vida fuera de la madre, posiblemente mucho más tarde. Si se agrega uno al segundo grupo se puede hablar entonces de que el zigote es ya persona y será persona en todos siguientes estadios de desarrollo y aun en los estadios de supresión hasta la muerte. El concepto de persona significa en este caso que en el zigote, al igual que en todos los demás seres humanos, habita una dignidad y el derecho a la vida. Esta es un aspecto de la esencia del ser humano.

IMG_4946   Caratula del libro

Otra importante cuestión para Bischofberget es si el zigote y el embrión un algo, un objeto, o un alguien, un sujeto que ciertamente no tiene un sujeto desarrollado sino solo una capacidad latente. Si el desarrollo sexual, el desarrollo de las capacidades intelectuales, interiorización de los valores éticos y las normas, significa cambios drásticos en la vida de una persona. Si la pubertad se experimenta por muchos como un renacimiento, como un segundo nacimiento que muchas veces es igualmente grande y cambiante como el primer nacimiento. Entonces, en este caso se puede preguntar cómo no es que a nadie le viene la idea en la cabeza de que los adultos tuvieran la libertad de elegir destruir la vida de los adolescentes. O mirado de otra forma cómo no es que a nadie se le ocurrira no reconocer el derecho a la vida de los adolescentes puesto que a ellos les falta la competencia de los adultos, los deberes y las responsabilidades. Y, si es así con los adolescentes, entonces, ¿por qué si negarle la los no nacidos, o una parte de ellos, el derecho a la vida?

No se debe pasar por alto cuando se comenta este libro la aportación del sacerdote dominico Anders Piltz, que queda recogida en el primer capitulo del libro. Vale destacar, como él mismo dice en la introducción de su trabajo, que su reflexión está influida por la experiencia en su trabajo como guía espiritual y como padre de una niña con malformaciones físicas.

De la problemática del aborto, según Anders Pilts, surgen una serie de cuestiones muy importantes a tener en cuenta como por ejemplo a quién afecta la decisión de realizar un aborto. No en primer plano al que le suprimen la vida, alguien que de la misma forma tiene el mismo derecho de todos a la existencia, sino que en primera instancia a los que toman la decisión. Además, la decisión del aborto toca lo más vulnerable e intimo en el hombre, la dimensión sexual y esto incluye inclinaciones y hechos que no se pueden discutir abiertamente; el tema de la igualdad; la desconfianza entre los sexos; la sospecha de que el problema del aborto es una cuestión de poder sobre la mujer.

Para Piltz es también importante referirse a la razón y desde esa perspectiva ver en la problemática del aborto. Sin olvidar que es importante tener en cuenta lo que la Biblia junto con la autoridad de la Iglesia nos habla sobre el tema.

Existe una perspectiva antropológica ligada al aborto que según Piltz que impone tener claras cuestiones como qué es vida o como especificar al hombre. Con vida se quiere decir la existencia de una estructura autónoma mientras que hombre tiene que ver más con sujeto, ser persona y al mismo tiempo extremadamente vulnerable.

Aunque no es menos importante el cuerpo humano y lo que ello representa para el hombre. El cuerpo es lo que hace al hombre un ser en el mundo; Con el cuerpo se localiza todo lo demás; El cuerpo determina el centro del universo; El cuerpo es el punto indivisible en donde todo lo demás se comprende y se resume. El que ve la cara de alguien, ve a ése, y el que abusa del cuerpo de ése abusa de ése mismo. El que con amor roza el lado del cuerpo de alguien ha movido en su totalidad. Pero uno es mucho más grande que su cuerpo. Puede negarse a las necesidades del cuerpo, si así se necesitara. Puede desistir de comer y beber o satisfacer otros instintos si así estuvieran en sus intereses. No necesita sentirse atado a los dolores.

Por otra parte asegura Piltz que la naturaleza provoca la mayoría de los abortos, más de la mitad de los óvulos fecundados, aunque la mujer sea o no conciente de ello. Aun con esta actitud de la naturaleza, ¿Qué es lo que tiene el hombre derecho hacer? El hombre no tiene derecho a acelerar el proceso de la muerte de otro y de la misma manera el aborto.

Al hombre se le permite definirse, según Anders Piltz, como un ser que va más allá de su cuerpo y aun, más allá de su psique. A diferencia de los animales puede el hombre pensar lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande, signo que él transciende la dimensión material. Esto va representado por el espíritu, a diferencia de los más avanzados animales. El espíritu lo abre de forma radical hacia el mundo y le permite encontrarse con los demás, traspasa el tiempo y el espacio, lo convierte en un ser asimétrico aunque la corporeidad lo ate al mundo en el que él vive, en el cual es él el centro del movimiento.

A donde quiere llegar Anders Piltz, entre otras cosas, es a reconocer que la conciencia diferencia entre el cuerpo y la identidad.  Al mismo tiempo que el cuerpo lleva algunas limitaciones y la condena a morir, lleva también algo que no se puede comprender en si mismo, una revelación del espíritu. El cuerpo es un fenómeno, revela algo que va por encima de él. Símbolo de algo mucho más profundo que al mismo tiempo lo oculta. Además, el hombre es una vida personal, el ser humano es ya desde el comienzo persona. El ser humano lleva consigo de antemano una cantidad de potencialidades no determinadas y derechos, y el primer derecho de todos es el derecho a existir.

Otro de relevancia en el libro es el del doctor en medicina Glenn Haegesten, la importancia está en su reflexión sobre la determinación de cuando comienza la vida. Una cuestión importante resulta la definición de lo que es un no-nacido. Si se toma que el feto es una parte del cuerpo de la mujer entonces el parto tiene que ver en el más alto grado con el cuerpo de la mujer. Esto se puede cuestionar en el sentido de que el feto y la madre sean una misma persona.

Un ejemplo que aclara las diferencias entre la madre y el feto. Si un feto que crece dentro del cuerpo de una mujer es una parte de ella tiene que llevar consigo que el feto tiene las mismas características que la mujer. Se desarrolla muy bien, el ovario de una mujer de color concebido con un espermatozoide de un hombre de color implantado en una mujer blanca, como niño de color. El desarrollo del feto se determina desde donde crece y se desarrolla. Que el feto sería una parte idéntica del cuerpo de la mujer no es ni lógico ni es científicamente sostenible.

¿Es sostenible que el feto humano sea un organismo vivo? Haedesten se basa en siete criterios para dar respuesta a esta interrogante. Que tiene un mecanismo que regula el organismo; está constituido por una o más células; que necesita energía para el metabolismo; crece; se adapta al medio; reacciona ante los estímulos; por último tiene reproducción.

Otro enfoque importante en Haedesten, ¿Es sostenible que el feto humano sea una vida humana? El feto humano en un estadio tardío del embarazo es una vida humana, pero en los momentos más temprano del embarazo no se considera como una vida humana. Esto presupone que hay notables diferencias en un feto entre el más temprano y el tardío estadio del desarrollo. Cuantitativamente existe sin dudas una diferencia entre el ovulo concebido y el feto capacitado de vida.

Esto anterior no nos ayudaría mucho a definir el feto humano como vida humana desde el principio, pero si leemos un poco más adelante en Haedesten vemos como se profundiza más en está materia. Él mismo se pregunta por los criterios que se pueden usar para que el feto sea estimado como una vida humana, además de si existe alguna prueba científica bien fundamentada para que la vida humana en el feto se le considere en algún punto de su desarrollo.

Al menos Haedesten nos da dos criterios, uno se refiere a que el feto tiene que venir de una unión de un espermatozoide y un ovulo humano, el otro los genes del feto tienen que coincidir con el conjunto de los genes en el hombre. Esta vida humana no se puntualizar a causa de su continuo proceso que de ello nos habla. El esqueleto se crea muy temprano y se termina de desarrollar en la edad adulta. El corazón se forma también muy temprano y desde el día 22 comienzan sus funciones. El corazón termina su desarrollo primero en el nacimiento cuando se comienza a respirar. En la tercera semana del embarazo se crea el sistema nervioso en forma de tubos de nervios. En la semana 35 llegan a su final forma exterior. Muchas estructuras importantes se mantienen en desarrollo a lo largo de la vida adulta.

El libro, con todos sus trabajos, es una importante aportación al debate y al análisis del aborto. Por un lado para irle al encuentro a los argumentos de los pro-abortistas desde una base científica. Demostrar la inconsecuencia de los mismos cuando, por ejemplo, propagan por el derecho de todos los seres humanos a la vida, cuando al mismo tiempo le niegan ese derecho a seres que científicamente está demostrado que son humanos desde el momento mismo en que se conciben.

Finalmente, hay que felicitar a los integrantes de este proyecto por lograr ajustar un tema universal como lo es el aborto al contexto de Suecia. Por eso sería de importancia que este trabajo se conozca y sirva de inspiración para que en otros contextos surjan estas iniciativas, reflejando lo que es específico de cada uno de ellos en lo que se refiere a la problemática del aborto.

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