domingo, 23 de junio de 2013

Socialismo del Siglo XXI: Crisis del Marxismo y Dialéctica de la Religión

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Popular imágen de Santa Bárbara, Centro Cultural del mismo nombre en Estocolmo.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, mantuvo este lunes 17 de junio una audiencia con el papa Francisco I. Muchos medios de prensa han comentado que el hecho tuvo lugar en un clima muy cordial, Maduro expresó su felicidad de poder conocer al Papa, y el Papa por su parte agradeció las muestras de respeto y dio a Maduro su bienvenida.

En un video que anda circulan por Youtube se muestra detalles del solemne recibimiento que el mandatario venezolano recibió en el Vaticano. Una guardia de honor que lo esperaba y que lo acompañaría por los pasillos del palacio papal. Una pregunta que cabe en estos momentos es, ¿qué hay detrás de todas estas muestras de generosidad?

Hay algunos detalles importantes a la hora de valorar la visita de Maduro al Papa Francisco I. Primero la naturaleza del sistema imperante en Venezuela, que es el socialista, autotitulado el del siglo XXI, socialismo que no tiene una definición especifica. Este socialismo tiene un vínculo muy estrecho con el sistema imperante en Cuba, también socialista, pero con otros matices más definidos, sobretodo en su relación con la religión. Hasta hace muy poco el sistema de la Isla se declaraba a sí mismo como ateísta, y confesaba una visión materialista – dialéctica de la historia. Este elemento ideológico no lo ha heredado el socialismo que se ha transplantado a Venezuela y otros lugares de Latinoamérica.

No hay elementos que aseguren que la ideología socialista latinoamericana haya dejado atrás su herencia materialista dialéctica, materializada en Cuba, herencia de la vieja Europa. Aunque estos tiempos que corren traen puntos de encuentros para los dogmas religiosos y materialistas. El cambio de rumbo se produjo en 1998, con el arribo a La Habana del entonces Papa, Juan Pablo II, con los pies de éste pisando suelo cubano se cerraría un capitulo iniciado con la expulsión de los clérigos, religioso y religiosas de Cuba en el buque Covadonga, año 1961.

Otro tanto sorprendente fue la incorporación que hizo el anterior presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de la religión en la construcción de su figura política. La propaganda proyectó a Chávez como un ferviente católico, sus últimos momentos públicos en la televisión lo vimos haciendo rezos, besando crucifijos y encomendándose a Jesucristo. Aquí sólo se trata de ver el hecho de cómo actuó la religión en Chávez y no en que medida creía en esa fe que él profesaba.

Otro hecho importante para valorar las relaciones Socialismo Siglo XXI y la Religión es la visita de Benedicto XVI a Cuba en el 2011. El pontífice poco antes de aterrizar en Santiago de Cuba cuestionó la vigencia del marxismo en Cuba, ya que tal como fue concebido no corresponde con la realidad. Unas declaraciones que parecerían espontáneas sino fuera por la endeble instancia ideológica del partido comunista de Cuba, que ya no se sujeta con escritos marxistas.

Lo más llamativo en este acercamiento que estamos viendo no es tanto las caricias públicas entre socialismo y religión en Latinoamérica, sino la critica materialista a la religión y la critica de la religión al materialismo. Dónde quedó la crítica a la religión esgrimida por los clásicos del marxismo, “Las tesis sobre Feuerbach”, y por que no “La Sagrada Familia” entre tantos otros. Así también nos podemos preguntar por donde andará en el arzobispado de La Habana los escritos de Pio XI sobre el comunismo, plasmados en la encíclica “Divini Redentori” por allá por el año 1937.

¿Hay respuesta a esta falta de crítica? Quizá en esto que vemos, en donde los pasillos tanto del Vaticano como del Comité Central del Partido Comunista de Cuba nos conducen a un mismo lugar, no sea más que un pacto ideológico. ¿Cómo entender esto? La respuesta que más se acercaría a lo que está sucediendo sería, para el Socialismo del Siglo XXI el marxismo clásico no llega a satisfacer la necesidad ideológica, de la forma que la religión lo puede hacer. El poder material se le reserva al proyecto socialista y el espiritual a la religión siempre y cuando ésta no entre en conflicto con los intereses del proyecto político. Sería negar la realidad si dijéramos que sólo la Iglesia Católica es la beneficiaria en la crisis ideológica del socialismo, en el caso de Cuba vemos involucradas otras denominaciones cristianas, véase por ejemplo los que lideran el centro Martin Luther King en La Habana, y por que no otras religiones, el judaísmo, el caso de Alan Gross y los festejos del Janucá a los que se invitó a Raul Castro.

Por cierto, no debe olvidarse la Santería en este proceso de conversión religiosa que ha sucedido en Cuba, la que juega un papel importante en estos cambios. No por estar uno fuera deja de ser espectador de estos cambios, por ejemplo, aquí mismo en Estocolmo cualquiera pudo haber sido testigo de la metamorfosis de la librería Latinoamericana de la calle Drottningatan. Los que solíamos pasar por ahí de vez en cuando recordamos la inmensa foto de Fidel Castro joven en uno de sus locales, que bien se veía desde la calle. Poco a poco han desaparecidos estos elementos revolucionarios hasta convertirse hoy día en el centro cultural Santa Bárbara. En cierta manera recuerda a las botánicas de Miami, claro que aquí más que “espiritual” el producto es ideológico envuelto en el manto de los santos.

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No nos sorprendamos si un día nos encontramos ante un culto renovado, quizá en Caracas, quizá en La Paz, o por que no, quizá en el panteón que guarda los restos del Che Guevara en Santa Clara, Cuba. No nos sorprendamos ver un renovador litúrgico dando la bendición solemne de: “En el nombre de Fidel Castro, de Che Guevara y del Chávez, ¡Amén!”

1 comentario:

Anónimo dijo...

No comparto su enfoque del problema. Cuando Benedicto critico al marxismo, Bruno Rodriguez corrio a decir que el gobierno cubano no compartia su criterio pero lo respetaba.

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