sábado, 29 de junio de 2013

Vivir muerto en Estocolmo

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El periódico Metro, del pasado 25 de junio se escribe sobre un hombre que permaneció muerto dos años en su apartamento de un suburbio Estocolmo. El artículo está concebido por Leif Oldenburg, e ilustrado con fotos de Urban Bråde. Estos describen como fue posible la increíble historia de un hombre, 55 o 56 años, su nombre Daniel.

Según Claes Björnefält, un policía que se cita en este artículo, este hombre, Daniel, llega a Suecia como refugiado político en los 70, junto con su esposa y padres. La esposa dejó Suecia para regresar a la Argentina después del divorcio en 1981. El padre de Daniel regresa la Argentina en el 1991 y la madre muere poco después, dejando a Daniel, tal como describe el periodista, sin contacto social. Los últimos años de su vida los pasó sin trabajo alguno, viviendo de una pensión de deshabilitado.

Según la policía, en el apartamento de Daniel se encontró limpio y ordenado, lleno de propaganda que se echa por el hueco del correo en la puerta. Dentro del apartamento no se encontró nada de correspondencia personal, ni tarjeta postal ni carta.

Algunos detalles de cómo el cadáver de Daniel lograra permanecer dos años encerrado en un apartamento. Como Daniel vivía de una pensión por enfermedad y de alguna forma que no queda muy clara en el artículo declaraba a los impuestos. Todas las cuentas importantes como el alquiler y la electricidad se pagaban directamente de su cuenta.

A Daniel se le encuentra cuando deja de pagar sus cuentas. Se le declara fallecido de una forma que no viene explicada en el artículo, por consiguiente en un momento se deja de pagar la pensión. Las cuentas, como la licencia de televisión y el arriendo del apartamento, dejan de pagarse automáticamente. Finalmente las deudas que se juntaron fueron las que dieron con el cuerpo de Daniel.

En el artículo se refieren al vecino de Daniel, Ahmed Jabbar, quienes coincidían en el corredor de la casa para fumar juntos. Aun ni éste, Ahmed, pudo imaginarse lo que sucedía en el apartamento continuo al suyo, que Daniel pudiera estar muerto en el lugar.

IMG_7750Ahmed Jabbar, vecino que acompañaba a Daniel con el cigarrillo.

El artículo tiene un gran valor pues describe, quizá sin que el autor se lo proponga, la sistematización del aislamiento del individuo en la sociedad moderna. El caso de Daniel no es novedoso en Suecia, según el policía al que se cita en el articulo, sucede a menudo que se encuentren personas muertas que ninguno echa de menos.

La persona aislada ante la muerte se puede interpretar ya como un fenómeno sociológico. En el artículo se relata también que el 12% fallece sólo, así el 23% de los pacientes de los hospitales sin un familiar al lado. Un ejemplo del abandono que pueden sufrir los cadáveres, en el articulo se describe como en este mes de junio, en el hospital de la universidad de Orebro, en una de las habitaciones habilitadas para que los familiares den el último adiós a su ser querido, fue olvidado por cinco días el cadáver de una persona que no tenía familiares.

Voluntarios de la Cruz Roja acompañan a personas solas en el hospital de Danderyd, Estocolmo, en sus últimos momentos. La dirección del hospital ha determinado que la Cruz Roja permanezca fija para estos fines.

Es paradójico que con todo el desarrollo técnico que se ha alcanzado en muchas de las sociedades modernas, el problema del aislamiento del individuo no se logre superar. Si uno mirara a partir de lo que la noticia esta relata, parecería como si el sistema que se ha establecido, que si bien concede muchas facilidades al individuo, al mismo tiempo lo conduce a un estado de aislamiento.

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