El pasado 22 de marzo se dio la noticia del fallecimiento de Dionisio Ramón Emilio Valdés, Bebo Valdés, en la ciudad de Estocolmo, Suecia. La historia de la música cubana registra entre su más estelares y brillantes personajes a Bebo, marcados, como muchos otros por la injusticias del sistema imperante en la Isla.
La prensa sueca resaltó el hecho, quizá no en la magnitud que la figura musical de Bebo Valdés merecía. Lo que he visto hasta ahora ha sido una leve alusión al hecho el 24 de marzo en la sección de cultura del diario Svenska Dagblade. También un artículo un poco más extenso con un toque casi irónico, en la página de Internet del mismo periódico, donde se habla de la vida de Bebo en Suecia, como para sobrevivir tuvo que trabajar como pianista en bares y restaurantes sin que se le valorara su trayectoria artística. Sobre las premiaciones, el Grammy, se escribe aquí que no está mal para alguien de Brandbergen ganarse un premio como ese, esto en referencia a que Bebo Valdés vivía en un reparto modesto, de esos en los que se concentran a los extranjeros.
Si bien sentimos la desaparición física de Bebo Valdés como la de todo ser humano, para muchos cubanos que vivimos en el extranjero nos representa un dolor extra, el de saber que nos puede llegar la hora a nosotros también sin el ansiado regreso a Cuba. Quizá sea lo más doloroso en la perdida de la también estelar artista cubana Celia Cruz, llegó al final de sus días sin pisar las calles nuevamente de la Habana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario