Con la desaparición física de Oswaldo Payá se queda Cuba sin el líder emblemático y de más influencia nacional e internacional de la oposición democrática en Cuba. El mérito que se atribuye a Payá es el de, en medio de dificultades de todo tipo, crear una alternativa al sistema comunista cubano. El Proyecto Varela, del cual Payá fue uno de sus gestores y el Movimiento Cristiano Liberación tienen consigo todos los elementos para ser una alternativa de cambio auténticamente cubana. Bases suficientes para lograr una transformación las estructuras comunistas cubanas por unas que puedan responder más a las exigencias de los ciudadanos cubanos. Oswaldo Payá, su vida y su ideario político y humanista resultaba el peligro más inminente al que el régimen cubano se exponía.
Si nos preguntamos por las razones de que el líder del Movimiento Cristiano Liberación sea tan peligroso para el sistema imperante en Cuba, ¿a dónde llegaríamos? Para entender donde se encuentra ese peligro hay que revisar las bases que sustentan al sistema cubano. No es un secreto para nadie que el totalitarismo cubano sustenta su legitimidad y fortalece sus políticas represivas en lo que el mismo sistema llama “las agresiones”. Las mismas se materializan en forma de, por ejemplo, el embargo comercial norteamericano a Cuba, los actos terroristas del que Luís Posada Carriles constituye un paradigma junto con la invasión de Bahía de Cochinos. Estos y otros ejemplos más que han surgido a través de estos últimos cincuenta años han sido más que una amenaza unos hechos provechosos para La Habana.
Cuando surgen los grupos de derechos humanos en Cuba y los opositores pacíficos que rompen con el esquema tradicional del enfrentamiento por medio de la violencia, se le crea un gran problema al régimen cubano, sobretodo en el extranjero. Es una paradoja que no se puede comprender a simple vista, cómo unos grupos desarmados que proponen un método de lucha pacifica sean un peligro para un régimen como el cubano más que los grupos que han querido imponerse por las armas. Para finales de los ochentas y los noventas el descontento causado por la crisis de la caída del campo socialista materializó la frustración popular con el sistema cubano, entre otras formas, en el florecimiento de los grupos opositores, disidentes y de derechos humanos. El Movimiento Cristiano Liberación, liderado por Oswaldo Payá sería uno de ellos, también el de más importancia, de donde emergería el Proyecto Varela.
Concebido como una iniciativa ciudadana, El Proyecto Varela, surge en 1998 en Cuba y se identifica con la figura de uno de sus promotores, Oswaldo Payá. Apuesta por el cambio de las condiciones políticas y económicas actuales de Cuba para mejorar las condiciones económicas, sociales y políticas de los cubanos. A diferencia de muchos otros movimientos y proyectos, el Varela, intenta este cambio desde los mecanismos instaurados en las leyes cubanas. En la introducción del proyecto se escribe:
La Constitución de la República de Cuba consagra el derecho de los ciudadanos a proponer cambios en las leyes. Por eso, presentamos al pueblo de Cuba el Proyecto Varela.
Este proyecto propone la modificación de algunas leyes para, de esta forma, avanzar en el mejoramiento de la sociedad. El Proyecto Varela quiere convertir en leyes lo que son ya derechos, establecidos en la Constitución de la República de Cuba, que no se cumplen.
El sistema cubano se resiente ante el resultado del Proyecto Varela en donde más de diez mil firmas de ciudadanos, incluyendo sus datos personales, se recogieron y fueron enviados al Poder Popular, el parlamento cubano. El régimen fue puesto en una situación bien compleja ya que la voluntad popular, no a fin con sus intereses, cabía en la posibilidad de entrar en el sistema regente y cambiar las reglas de ese sistema. La respuesta de parte de la oficialidad cubana no se hizo esperar y en el año 2002, la Asamblea del Poder Popular de Cuba aprobó por unanimidad la irrevocabilidad del sistema socialista en Cuba en una clara respuesta al proceso cívico que el Proyecto Varela había puesto en acción. Aunque éste no fue el único método de arremeter contra el Proyecto Varela, un año más tarde durante la Primavera Negra del 2003 fueron arrestados varios de los activistas de este proyecto junto a partidarios del Movimiento Cristiano Liberación. En cuanto a Oswaldo Payá no se procedió con el mismo método.
Oswaldo Payá con el prestigio que iba ganando tanto dentro de Cuba como internacionalmente se convirtió en más de un problema para la oficialidad cubana. A esto contribuía la persona de Payá, una especie de hombre que actuaba y se mostraba al mundo tal como creía. Tenía una forma de expresar la cubanía autentica reconocida en muchos cubanos de la Isla, algo que chocaba en los niveles oficiales que durante estos cincuenta años se han apropiado y monopolizado lo que a cubanía se refiere. Esa autentica cubanía de Payá era también reconocida por el mismo régimen, en el sentido de que no se le acusó nunca de asalariado del extranjero, una praxis que el mismo régimen ejerce con mucho de los opositores y disidentes. Aunque, se puede hablar de una excepción, las acusaciones relacionadas con los hechos relacionados con el accidente que provocara la desaparición física de Payá. Aron Modig, uno de los acompañantes de Payá en el carro siniestrado, afirmó primeramente en La Habana que él tenía como misión en Cuba darle 4000 euros a Payá, versión que Modig ha cambiado y hoy en Suecia dice que no sabe para quien era ese dinero.
La doctrina social ha sido uno de los baluartes del régimen cubano, que ha tenido monopolizado en este medio siglo. En este punto ha significado también Oswaldo Payá un serio desafío para el régimen, sobre todo cuando el programa del Proyecto Varela y del Movimiento Cristiano Liberación asientan sus bases, entre otro, en la doctrina social de la Iglesia Católica. La Doctrina Social de la Iglesia Católica está estructura por los diferentes documentos dados por los pontífices, tenemos por ejemplo las encíclicas Rerum novarum, del papa León XIII, y Laborem exercens del anterior papa Juan Pablo II, que explica la visión de la Iglesia Católica sobre los temas de los derechos sociales de los obreros, las ideologías y el trabajo. Como enseñanza católica tiene la Doctrina Social de la Iglesia una perspectiva teológica que de forma practica toca aspectos morales y éticos del trabajo y las relaciones de producción. Y para continuar, debemos ver como en algunos puntos de la doctrina social de la Iglesia Católica y los planteamientos sociales del sistema cubano tienen, en teoría, algunos puntos en común. Payá desde la doctrina social católica tiene el argumento para cuestionar legítimamente el cumplimiento de principios sociales del sistema cubano.
Se debe tener en cuenta también a la hora de entender el conflicto del régimen cubano con Oswaldo Payá el papel que juega la concepción del ser humano, en donde hay un claro enfrentamiento entre las dos concepciones. Por una el fundamento ideológico del régimen cubano que concibe al hombre a partir de una idea materialista, su modelo humano descansa en la idea del Che Guevara del hombre nuevo, que se forma en dependencia del interés propio del estado socialista, despojándolo de la mayor parte del carácter individual. Esta idea se contrapone a la que Payá profesaría que es la de la persona en un ser que integra la individualidad y colectividad, al mismo tiempo que es creado, y según la Iglesia Católica, a imagen y semejanza de su creador, Dios.
La concepción del ser humano, según la doctrina católica, llevada a la práctica por Oswaldo Payá pone en alguna medida en peligro al sistema cubano. Primeramente porque se rompe una especie de determinismo con el que siempre el sistema cubano contó, determinismo derivado de la explicación materialista de la historia en donde la humanidad estaba destinada al paraíso comunista. Para Payá la visión es diferente, el hombre es libre y por consiguiente con responsabilidad por sí mismo y su contexto.
Esta concurrencia de concepciones del hombre no es un problema nuevo ni es algo que sólo sucede en Cuba, a pesar de que esta situación se exterioriza con rasgos cubanos en Cuba. Aquí se enfrenta la visión materialista del hombre que lo ve en muchos de los casos de forma utilitarista, dependiendo de las necesidades de la industria. La otra visión parte de que en el hombre junto con esta realidad material hay un horizonte de trascendencia y por eso no debería de reducirse a sólo una pieza del engranaje industrial o social.
En esta visión católica que Oswaldo Payá comparte se incluye también el tema de la familia, el medio natural de la persona, que contrasta con alguno de los aspectos con que en el sistema cubano se concibe la misma. Esto quizás no sea un punto de oposición directamente entre Payá y el sistema pero si en el fondo la imagen misma de Payá y su comportamiento da un mensaje claro de la visión católica de la familia. El Catecismo de la Iglesia Católica resume la visión del matrimonio en esa perspectiva. La familia es un reflejo de como se comprende a Dios mismo, en la imagen que se tiene de Él, una comunión de personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta comunidad no es para sí sola sino que va dirigida a preparar a los individuos a la vida social, la familia es, según la idea católica, célula original de la vida social. Es en la familia donde el individuo aprende los valores morales y el uso de la libertad. La familia es una comunidad en donde los individuos crean lazos de responsabilidad que atiende las necesidades tanto psicológicas como materiales entre ellos. Lazos y responsabilidades que el estado no debe suplantar.
Aunque, en el caso de Cuba, que no es una excepción el estado ha suplantado muchas veces el papel que le corresponde a la familia. En muchos aspecto se ha sistemáticamente y por muchas maneras desarticulado la familia cubana. La visión que se tiene del individuo repercute directamente en como el sistema considera que la familia debe ser. Al sistema cubano no le es conveniente tener familias que conserven los lazos y responsabilidades fuertemente armados. Esto fomentaría lo más devastador para el sistema que son los hombres y mujeres que aprenden a pensar libremente y con responsabilidad, como ha sido el caso mismo de Oswaldo Payá.
Tocando el tema este de lazos y responsabilidades en la familia, un ejemplo de ello tenemos en la posición que han mantenido los miembros de la familia de Oswaldo Payá, su viuda, Ofelia Acevedo y su hija Rosa Maria Payá. Gracias a ella no se logró manchar la figura de Payá cuando Aron Modig afirmó que el tenía la misión de entregarle 4000 euros a Payá. Fueron estas dos mujeres las únicas que pudieron que Payá no recibió ningún dinero hasta que Aron Modig cambió su versión. Además, se ve la importancia de la familia en este caso cuando el mismo Modig no dio las condolencias a las familias de los fallecidos, lo que dio mucho por hablar hasta que Modig, vía el twitter, transmitiera su condolencia al menos a la familia de Payá.
La posición que ha adopta la familia de Oswaldo Payá vitaliza la figura del padre de familia, sobre viendo con la entrega y el cariño que la hija de Paya, Rosa Maria Payá, ha asumido muchas de las situaciones referente a la muerte de su padre. Hoy día sobretodo cuando la imagen del padre que se difunde en los medios de comunicación y la cultura es la del “padre padrone”, el padre como una amenaza, alguien sin cerebro capaz de razonar, dominante y tirano. Esto en el mejor de los casos, pues en otros se les muestra muy sutilmente como anormales, tal es el caso de las serie de los Simpsons y Family Guy. Paya sería la negación de estos dos modelos, él asume su rol de padre de familia de forma respetuosa y racional, que no estaría mal como modelo para los otros padre, ya que por lo que parece Payá fue un hombre responsable con su trabajo como político y como padre de familia.
La desaparición física de Oswaldo Payá es una perdida muy grande para el movimiento democrático cubano, pero al mismo tiempo nos queda todo su trabajo y lo que significa su persona. De su trabajo tenemos al Proyecto Varela que aun tiene mucha actualidad y vigencia, que a los cubanos nos puede servir de inspiración y orientación. Además, nos queda la riqueza de la persona de Oswaldo Payá, que seguirá iluminando y marcando la historia de Cuba. Nos queda con un ejemplo a seguir de hombre consecuente con su fe, sus ideas y comprometido con el lugar y la comunidad humana que le tocó nacer, vivir y dar su vida y su persona.
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