viernes, 16 de enero de 2009

Suecia: los ancianos y el suicidio

Por German Diaz

diazguerra16@gmail.com

Unos de los temas que hoy día se discute con gran intensidad es el de la eutanasia y el de la muerte asistida. Cuestiones tales como si un paciente en fase terminal de una enfermedad tiene o no derecho a una muerte asistida. También si personas que se encuentran en estado vegetativo o con dificultades para comunicarse con el mundo exterior, como es el caso de los ancianos seniles, tengan al alcance la muerte asistida. En Suecia, no se limita a los enfermos en fase terminal ni a los que por una u otra razón quedan en estado vegetativo, sino que se ha extendido de tal manera que ya personas saludables piden que el derecho a la muerte asistida se extienda hacia ellos.

Un caso de estos irrumpió en la media sueca a principios de enero. Dos artículos del diario Svenska Dagbladet, uno de los de mayores tiradas en Suecia, daba a conocer que Gerd Hagman, una mujer de 89 años, que por el momento solo tiene molestias en la cadera, quiere darle fin a su vida de la misma forma que su difunto gato Mattise, con una inyección.

La periodista Anna-Lena en su articulo del 2 de enero pasado describe que la causa por que la señora Hagman quiera morirse es por estar “cansadas de la vida”. Aun cuando la señora Hagman preserva sus facultades mentales y físicas en muy buen estado, y aun cuando esta misma viven en un ambiente materialmente privilegiado.

Gerd Hagman fue una renombrada artista, honrada con muchas condecoraciones, una de ellas a manos del mismo rey. Así y todo quiere acabar con su vida teniendo para ello tres razones. Una es la muerte de su hermano gemelo, junto con que sus familiares cercanos han hido desapareciendo. El segundo es que ella siente que ha terminado con la vida, que ha vivido suficiente hasta este momento y no más. El tercero es el miedo que le provoca que le de un derrame cerebral o alguna otra enfermedad que la deje incomunicada del mundo exterior.

Aunque su carrera como artista que esta definitivamente apagada, no se da como una motivación para elegir la eutanasia. Pero se puede pensar que los deseos de morir de la señora Hagman pueden agudizarse a causa del final de su carrera.

Por otra parte esta propuesta de la muerte asistida a ancianos saludables ha levantado ciertas divisiones en la asociación para una muerte con dignidad de Suecia. La misma ve este tipo de eutanasia, de los ancianos saludables, como una amenaza contra la seguridad de las personas de la tercera edad. La profesor Barbro Beck-Friis, con cincuenta años de experiencia en cuidados de pacientes terminales se escandaliza ante tal propuesta. Ella asegura que si gana esta proposición significaría que los ancianos no confiaran en sus médicos, porque saldría la interrogante de quién puede decidir la verdadera voluntad de los pacientes.

Una vía permitida en Suecia para los que no quieren vivir más es la de dejar de comer y beber agua. Es un proceso doloroso y largo para el paciente y a los médicos se les prohíbe intervenir. Se sanciona a los médicos que escriban recetas a estos pacientes con la perdida del la legitimación.

La muerte asistida se conoce también como eutanasia significa causar la muerte de un paciente con el fin de evitarle a éste sufrimientos insoportables. Por lo general los pacientes a los que se les puede permitir la eutanasia son aquellos que padecen de una enfermedad terminal o incurable. Por el contrario tenemos la distanasia que significa el uso de todos los medios posibles en un paciente que sufre una enfermedad terminal, no para prolongar la vida sino para retrasar la llegada de la muerte. Una alternativa a estas dos posiciones contrarias es la llamada ortotanasia, que significa dejar la muerte en enfermedades incurables recurriendo a los métodos paliativos racionales para evitar los sufrimientos en los pacientes.

En Suecia existe un importante aspecto que se debe tener en cuenta para explicar el porqué una persona sana exige el derecho de la muerte asistida. Y es esto la relación entre los principios de la autonomía de la persona, la libertad personal y la dignidad intrínseca de la persona. Esta relación se explica de la siguiente manera, la autonomía y la libertad de la persona dejan de ser un instrumento para convertirse en un fin en sí. Esto trae como consecuencia que la dignidad de la persona es rebajada a un plano inferior, dejando de funcionar como un fin en sí mismo. Cuando se extiende los limites de la autonomía más allá de su función como instrumental, y se convierte en un fin en si mismo, es más claro entender como una persona en condiciones que nos parece privilegiadas con respecto a otros muchos millones de personas en el mundo, sienta la muerte asistida como un derecho.

La Iglesia Católica entiende que la muerte es parte de la vida, y su posición es no adelantar la muerte con medios como la muerte asistida, ni retrazarla con el ensañamiento terapéutico. Tanto la muerte asistida como el ensañamiento terapéutico pretenden apoderarse de decidir sobre la vida. La Iglesia propone lo siguiente en el caso de los pacientes terminales, a una persona que no se puede curar hay que aliviar, cuando no se puede aliviar hay que consolar y cuando no se puede consolar hay que acompañar y nunca se le debe dejar sola. Y en todo esto es importante reconocer que la muerte forma parte de nuestra vida.

La cuestión de la muerte asistida da paran intensos y largos debates. ¿Tiene algún sentido la vida humana aun cuando esta está en un estado de depauperación total y todo lo que se espera de ella es la desaparición física? ¿Podrán confiar los ancianos, los minusválidos, los que llamamos subnormales, etc, etc en los médicos del futuro? ¿Se impondrá una visión pragmática del ser humano en el futuro que solo permita la existencia de aquellos que puedan aportar a la economía o hasta que la persona pueda valerse por si misma? El comunismo ha dejado de ser una amenaza a la humanidad y parece que no sobrevivirán al futuro. Aunque si parece ciertas tendencias del nacional socialismo comienzan a fortalecerse y renovarse y adaptarse, apareciendo por todos lados como modernas y renovadoras. Esperemos que el futuro no sea sólo para las personas de cuerpo sano, jóvenes y productivos para la sociedad, esperemos que todos, aun los viejos, los enfermos, los minusválidos los improductivos, tengan un espacio dentro de la sociedad del futuro.

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