Una fuerte tormenta ha azotado la ciudad de Estocolmo, llamada la capital de Escandinavia. Fuertes vientos y unas nevadas que han dejado semi sepultada a la ciudad. La prensa local hablaba de una tormenta de categoría 2, en camino de convertirse en un ciclón.
Las consecuencias que deja tras de sí la tormenta no son precisamente las de destrucción como puede ser en el caso de las tormentas tropicales, o de los ciclones. Las grandes cantidades de nieves que el fenómeno meteorológico deja a su paso crean problemas en el transporte colectivo. La prensa sueca acostumbra a denominar el problema como “Snökaos” (Caos de nieve), y esto significa la paralización parcial del transporte. Se escuchó en el día de ayer un anuncio de la policía de Estocolmo conjuntamente con los jefes de la seguridad vial, en donde se aconsejaba a los automovilistas no usar sus carros al no ser en caso de necesidad.
El caos no es tanto, según los administradores de la ciudad, a causa de las cantidades de nieves que se puedan almacenar en las vías, sino lo desprevenido que coge las nevadas a los responsables de retirar la nieve de las vías y aceras. Y no sólo ha sido un problema de este año, sino que los caos de nieve parece cogerlos de sorpresa a todos ya desde hace algunos años atrás.
Es verdad que la nieve caída es mucha aunque no justifica que los trabajos de remover la nieve de las calles y acera no se realicen a tiempo. En otras regiones más al norte en Suecia la removida de la nieve comienza casi en el momento que caen los primeros copos de nieve. De todas formas, el caos de nieve, a pesar de que trae algunas molestias, nos ofrece un espectáculo hermoso.
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