El parque de Bellevue es uno de los lugares más interesantes que conozco de la ciudad de Estocolmo. Forma parte de un parque todavía más extenso llamado Haga, que a su vez pertenece al Parque Nacional de la Ciudad. Esto es una gran extensión de áreas verdes y lugares vedados ya por que en ellos viven especies protegidas o existen construcciones que se consideran patrimonio del estado sueco.
La parte más interesante, y quizás la que le da el nombre al lugar “Bellevue”, es una colina que sirve de balcón y da una vista de una gran parte de la ciudad. Desde ahí se puede divisar una gran parte del barrio de Vasa, algunas casas del elegante Östermalm, gran parte del complejo de edificios estilo Europa del Este en donde funciona la Universidad de Estocolmo. Y la vista mas impresionante es la que muestra el parque de Haga con su imponente lago rodeado de bosques que parecen interminables.
Esculrura dentro de la casa-atelie.
El lugar fue diseñado en el siglo XVIII por el arquitecto Fredrick Magnus Piper, quien viajó expresamente a Inglaterra para estudiar el orden en los parques ingleses estaban construidos. Ajustándolos a los modelos ingleses se construyeron entonces los parques de Haga y Bellevue.
Un objetivo importante y lleno de historia y cultura es la casa-atelie del escultor Carl Eldhs(1873 – 1954) que hoy es museo. Muy conocido entre otras obras por las figuras de Strindberg que realizara y que se encuentran por ejemplo en algunos lugares de la ciudad de Estocolmo. La casa-atelie que hoy es un museo tiene una arquitectura muy peculiar que trata de asemejar a una vieja construcción escandinava. Aunque no deja de escaparse a la vista del visitante o transeúnte rasgos que recuerdan bien a la arquitectura clásica griega. Cercano a la casa-estudio se encuentra una de las esculturas que Carl Eldhs le dedicara al joven Strindberg en el archipiélago de Estocolmo.
Algunas de las casas que se encuentran por el lugar recuerdan las casonas que muchas veces se encuentran por las fincas y campos de Suecia. No es de extrañar ya que este lugar, hace unos cien años atrás, era puro campo, en una zona que se le conocía popularmente por los estocolmenses como “la Siberia”. Aunque esta Siberia ha sido imbuida por el centro urbano de la ciudad, por suerte, sin perder su condición de parque, en una lucha constante con la amenaza de la ciudad.
Si uno cuenta con la posibilidad de estar en esta ciudad de Estocolmo quizás pueda organizar un día una visita al parque de Bellevue, bien vale la pena si se tiene el tiempo. Cada estación del año muestra un lado siempre distinto y agradable de un mismo lugar que tiene guarda un gran tesoro cultural de Suecia.
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