El pasado 28 de febrero se conmemoró el 25 aniversario del asesinato del primer ministro sueco Olof Palme. La prensa sueca ha reflejado el hecho desde muchos puntos de vista, algunos, para mi sorpresa, bastante critico con la figura del magno político.
Cuando se habla de Olof Palme en Suecia hay un detalle que no se puede pasar por alto y es que a pesar del tiempo transcurrido, 25 años, no se ha podido dar solución policial al asesinato. En una de las encuestas que anda dando vuelta por la media sueca se dice que el 75% a los que se preguntó respondieron que no creían que la policía sueca fuera a encontrar al asesino.
Hubo años en que las sospechas recayeron sobre la persona de Christe Pattersson, un convicto asesino, quien en una riña provocada por un gaznatón que le dieron en una tienda sacó una bayoneta y mató a una persona. Da la casualidad que el lugar del asesinato de Olof Palme resultaría estar no muy lejos, y coincidirá también que Pettersson tendría los mismos rasgos con los que la viuda, Lisbet Palme, describiría al asesino, al que ella vio con sus propios ojos. A esto se le suma que la media sueca ha resaltado los problemas de abuso de alcohol de Pettersson. En el 2004 y a causa de golpes en la cabeza muere Christe Perttersson sin que se le pudiera demostrar su culpabilidad.
La fecha del asesinato de Palme marco el comienzo de una época de decadencia en el partido que el mismo Palme presidía, la socialdemocracia. Acentuándose con la caída de los regimenes comunistas en el Este de Europa y que a su vez Palme y la socialdemocracia tenían contactos muy cercanos. Hay que reconocer que hubo un resurgimiento con la proyección de la figura de Anna Lindh como líder de la socialdemocracia sueca. Un renacer que se vio abortado por la muerte dramática de Anna Lindh, acuchillada en una céntrica tienda de Estocolmo por una persona que supuestamente sufre de desajustes mentales.
Para Cuba tuvo una gran significación Olor Palme porque influyó en cierta manera en la política cubana. Vale destacar lo cerca que estuvo el gobierno de Olof Palme, cercanía que tuvo su clímax con la visita del dirigente sueco a Cuba. Además la colaboración sueca se materializó en escuelas y con convenios económicos, hasta donde se sabe.
Mucho después de su muerte ha persistido la presencia de Olof Palme en la esfera política cubana. Desde el Centro Olof Palme, entidad del partido socialdemócrata sueco responsable de canalizar la ayuda a proyectos en el exterior, se comprometió con uno de los grupos socialdemócratas cubanos. La ayuda persistió hasta que en el 200? la controversial figura socialdemócrata sueca Anna Ardin logró que se le suspendiera la colaboración que tenía el Centro Palme con estos demócratas cubanos.
La experiencia de muchos cubanos tiene que ver con la política que la socialdemocracia sueca hacia Cuba, pero en diferente dirección, no es la de viajar a Cuba para sostener al régimen cubano, sino el de reprimir a los cubanos que llegaron a estas tierras escandinavas como refugiados. Quizá pueda aporta al entendimiento de este actitud de los socialdemócratas suecos a partir de la relación tan profunda y sensible que tenía Olof Palme y la socialdemocracia sueca con Cuba. Así la idea detrás de que Ingvar Carlsson lanzara la persecución y la extradición de los cubanos se podría entender como parte del legado de Palme.
Valorar la actuación de Olof Palme como político es bien complejo, porque lo que para unos puede significar lucha por la libertad y los derechos individuales, para otros significa cooperación y sostenimiento con los regimenes que violan precisamente estos derechos. Esta paradoja se materializa en la fotografía en la que Olof Palme, junto a Pierre Schorit, se abrazan a Fidel Castro. A alguien se le ocurrió poner esta foto con el siguiente pie en idioma sueco en su facebook: “Socialdemokraternas Castrokramare”, que significa “los socialdemocraticos abrasadores de Castro”. Esto fue suficiente para que salieran comentarios como que se estaba desprestigiando a la figura del asesinado Olof Palme. Otros comentaban que había que reconocer que Palme era cercano colaborador de muchos regimenes totalitarios en el mundo.
El abrazo a Fidel.
En el diario sueco Svenska Dagbladet se publicó el 28 de febrero un articulo especial sobre la efeméride con el titulo “Ett Trauma som ännu inte har läkt” (Un trauma que aún no ha sanado). Aquí es interesante ver como el trauma, tanto como el mismo asesinato, es la incompetencia de la policía sueca para resolver el caso del asesinato.
El trauma que viven los suecos con la muerte de Olof Palme puede hacérsele un paralelo con el que vivimos los cubanos con Fidel Castro y el comunismo. Para los suecos es todavía incomprensible que en su país se haya asesinado a primer ministro, hombre que todos pensaban que era amado por todos. Es incomprensible también que la imagen de Suecia como país seguro se haya caído al piso y hecho añicos. Para los cubanos lo incomprensible está en como es posible que una dictadura comunista como la de Cuba se haya hecho del poder y se haya mantenido por más de 50 años. Quizá la moraleja sería cuidarnos de los sueños dorados, porque podemos despertar en una realidad enrojecida, sino por la sangre de magnicidio, por el rojo de un totalitarismo.
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