En el día de ayer 8 de octubre el comité para el Nobel de la Paz ha informado que dicho premio ha caído en manos del disidente e intelectual chino Liu Xiaobo, que en estos momentos cumple 11 años de prisión. La noticia ha sido una sorpresa llena de alegría y al mismo tiempo de esperanza, consuelo y una chispa de optimismo.
Detalles de la detención de Liu Xiaobo.
Xiaobo es uno de los coautores de “Charta 08”, un documento firmado entre otros por intelectuales y activistas democraticos chinos para promover los derechos humanos y las libertades en China. A “Charta 08” muy bien se le puede hacer un paralelo con “Carta 77” de Checoeslovaquia el “Proyecto Varela”. Está es una de las razones por las que el gobierno chino lo mantiene en prisión.
Arresto de un disidente “Primavera Negra 2003”
La entrega del premio a Xiaobo es el más importante, si se tiene en cuenta al mundo totalitario de izquierda, desde que se le otorgara a Lech Walesa en 1983. En aquel entonces se le hizo un reconocimiento al luchador cívico polaco por su labor como líder del movimiento “Solidaridad” que haría temblar los cimientos de totalitarismo soviético.
Ya las mandarines de Pekín han reaccionado ante la noticia, como los nuevos dueños del mundo amenazan a Noruega con acciones de venganza por el hecho. Por su puesto, no olvidaron “informar” que Xiaobo es ante las leyes chinas un delincuente. A principio del año escuchamos algo muy parecido en Cuba cuando la muerte de Orlando Zapata Tamayo.
El colapso del sistema soviético tiene muy poco que ver con la democracia en concreto. Sólo algunos países se han beneficiado con esto, y llama la atención que estos “beneficiarios” se concentren en Europa. Si habrá caído el sistema soviético en Rusia, Bielorrusia, Asia Central, pero las formas de totalitarismo no han sido superadas, ya no vienen revestidas con casacas, el ropaje tiene hasta etiqueta de democracia.
También se nota una falta de compromiso por parte de los “esclavos liberados” con aquellos que aun están bajo cadenas. Se puede pensar que desde Europa el látigo del comunismo que suena en China, Cuba o Vietnam, no se llega a oír por su lejanía. No es tan importante una violación de derechos humanos en las periferias del Mundo que quizás cuando se comete en Berlin, Paris o Londres, no olvidemos Nueva York, Boston o San Francisco.
Hugo Chavez y Lukashenco muestran que el peligro de los totalitarismos al estilo soviético está latentes.
China ha dejado atrás su condición de periférica, en lenguaje habanero seria “repartera”. Ahora le “agita” las fabricas a los europeos y los americanos para llevárselas al país milenario. Eso no es todo, vas a comprar cualquier cosa en cualquier lugar del mundo y ya los ojos no se sorprenden al leer “Made in China”. Esto se extiende hasta las banderitas cubanas que se compran en Miami, incluido los llaveros con estampitas de la Caridad del Cobre. Aquí estaría una de las interpretaciones que se le puede dar a este premio Nobel: Los chinos han trajinado demasiado a Occidente.
El premio Nobel por la paz que se le ha otorgado a Liu Xiaobo viene bien combinado con el de literatura que se le ha concedido al intelectual peruano Mario Vargas Llosa. Es muy posible que, aunque sean distintos Nobel comité, tengan un enfoque común sobre los totalitarismos.
El mensaje para los cubanos fuera de Cuba es que no se puede ellos concentrarse solamente en el problema de Cuba. Lo que pasa en Cuba se concibe como particular de Cuba, pero son al mismo tiempo fenómenos de un alcance global. La situación de la Isla por desgracia se expande a otros entornos en el contexto latinoamericano. La situación de Cuba es la misma que la de países tan distantes como China, Vietnam y Corea del Norte, aunque sus expresiones dadas por la cultura parezcan diferentes. Y esta misma situación de Cuba es en esencia la misma que millones de iraníes están sometidos a vivir, aunque el color y el nombre de la ideología imperante sean otros.
Que se tome este premio Nobel de la Paz para reflexionar y ver que las libertades individuales dependen mucho de las colectivas. Si hay en cualquier parte del mundo algún totalitarismo, por cuan lejos se encuentre, será siempre una mancha que caerá sobre los demás que sean libres. Al menos esto nos señala Lui Xiaobo
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