Bill Gates en el programa de Skalvan.
Algunos medios de comunicación en Suecia se están haciendo eco de las alabanzas que al país nórdico ha hecho el creador de Microsoft, Bill Gates, desde Davos, Suiza, cede del Foro Económico Mundial. Sin objetivos de lucro se fundó en 1971 y cuenta con asociados de las más diferentes ramas industriales. El programa de la televisión sueca Skalvan, con el conducente Fredrik Skalvan, filmado en Londres, y que se mostró en la tv sueca el pasado 24 de enero, logró entrevistar al magnate de Microsoft.
Uno de los hombres más rico del mudo, hace grandes aportaciones a los proyectos de desarrollo en el tercer mundo. En la entrevista explicó Bill Gates un poco sobre el proceso de las ayudas, que si bien en tiempos atrás cayó en manos corruptas, hoy se tiene experiencia sobre el problema y de cómo evitar que esa ayuda caiga en manos ajenas. Bill Gate juega una partida de ajedrez con el campeón mundial Magnus Carlsen.
Con estas ayudas, asegura Bill Gates, se consigue que lleguen vacunas a cientos de miles de niños. Si bien es loable que proyectos como los de Bill Gates salven a tantos niños de enfermedades como la polio, por ejemplo, es de considerar el objetivo detrás de mantener los niños sanos. Según explica el magnate de Microsoft se ha sacado la cuenta que por cada niño que se mantiene sano, los padres de éste se preocuparán menos por concebir otros niños. Cabría pensar entonces en un proceso de control de la población. Por otra parte, y según Gates, mantener a los niños saludables hace que en futuro sean una fuerza laboral sana que aporte luego al desarrollo económico de sus países.
La impresión que cualquiera se lleva es que las ayudas están motivadas en primer lugar por el miedo al crecimiento poblacional. No sólo una impresión que uno se lleva de lo que Bill Gates habla de las ayuda, sino también de su forma de hablar del desarrollo. Según Gates en una década se habrá eliminado la pobreza de gran parte de los países del mundo. Este desarrollo servirá de muro de contención al crecimiento poblacional, ya que con mayores standards económicos las parejas escogerán por tener menos hijos.
En estos tiempos de derechos humanos, progreso científico y social quizá no se nos sobrevengan encima la maquinaría exterminadora de seres humanos de los Gulags soviéticos ni los campos de concentración nazis, en esa forma grotesca. Pero si persiste la idea que logró engendrar esas maquinarias de muerte y destrucción. Aunque hoy día se presenta con mucha más sutileza, con un lenguaje que justifica que millones de seres humanos no nazcan, y que a otros se le aplique la muerte diga, apuntalado entre finanzas, tecnología y una imagen filantrópica.
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