Ai Weiwei es uno de los artistas más controversiales de China. En estos momentos se encuentra detenido, sin que se sepa su paradero por las autoridades de su país. Se le acusa de delitos económicos sin que las acusaciones parezcan tener mucho peso. Nacido en 1957, hijo de disidente, conoció ya desde niño el dolor de los campos de trabajo forzado. Weiwei fue detenido el 2 de abril pasado en el aeropuerto internacional de Pekín cuando se disponía viajar a Hong Kong.
Dada la situación en los países árabes, y desplazamiento del foco de la prensa internacional hacia esa región del mundo, no se le ha dado la necesaria importancia a la noticia del intelectual disidente chino. Al mismo tiempo, un miedo recorre los salones de poder de los mandarines rojos, el de la semilla de la revolución de los jazmines brotare en China. Por su parte Amnistía Internacional valora que el hecho es una advertencia a los disidentes chinos.
El mundo artístico conmovió con la detención de Ai Weiwei, surgieron protestas y muestras de solidaridad desde casi todos los rincones del mundo. En Suecia se ha hecho el llamado a protestar frente a la embajada de China, a la forma de Ai Weiwei, llevando una silla para sentarse frente al edificio diplomático. La protesta pacifica se ha dado a conocer como "1001 chairs to release Ai Weiwei" y está prevista para este domingo 17 de abril, segun anuncia el facebook del museo Fotografiska, de Estocolmo.
Romper con la tradición que nos somete, es el mensaje de Ai Weiwei.
El estilo de Ai Weiwei tanto como enfrentarse al totalitarismo chino, lo hace contra la tradición, que en muchos casos puede ser fuente que nutre a los totalitarismos. Weiwei usa elementos en su arte para subrayar la ruptura, por ejemplo, romper un jarrón de 2000 años de antigüedad. En la perspectiva cubana Weiwei no es sólo un problema ideológico para los comunistas. Pensemos en el efecto de que se destruyese un objeto perteneciente a José Martí u otro símbolo de la tradición nacionalista cubana, en manos de un artista cubano.
Sería importante en este momento la solidaridad de los artistas e intelectuales cubanos con el artista de vanguardia Ai Weiwei. Para así marcar que el arte y la disidencia antitotalitaria es más que el problema de un estado o nación un fenómeno hoy día global. Quizá sería la oportunidad el llamamiento que hace "1001 chairs to release Ai Weiwei", que si no se encuentra un consulado chino en Miami, al menos escoger un lugar simbólico para realizar esa protesta.
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