Símbolo de los Hermanos Musulmanes
La impresión que los medios de comunicación lograron dar de las revueltas en el mundo árabe en 2011, era algo que recordaba a lo sucedido en el Berlín 1989 con la caída del comunismo. A las masivas congregaciones en la plaza Tahrir del Cairo siguió la destitución del gobernante egipcio Mubarak en el 2011. Hecho que llevaba el ropaje de un cambio democrático que indicaba cambios en la forma de gobierno en la que parecía otorgársele al pueblo egipcio una mayor representación.
La sociedad egipcia se tornó más abierta y un hecho que sirve de ejemplo es la creación de un partido político de lo que fuese la hasta entonces ilegal hermandad musulmana. Partido político que ganaría las elecciones y por consiguiente en regente con Mohamed Mursi a la cabeza. No es para nadie un secreto que el programa político de los hermanos musulmanes está estrechamente ligado con los fundamentos islámicos, tal como estos lo interpretan, por lo que se les considera en sectores liberales como fundamentalista.
El 3 de julio pasado el mariscal Abdel Fatah al Sisi anunció la suspensión temporal de la constitución egipcia, y se arresta al presidente Mohamed Mursi. Protestas populares con anterioridad, en contra del presidente Mursi habían sacudido a Egipto. Mursi alentó a la resistencia pacifica contra el golpe de estado. Este hecho desataría una escalada de violencia, que cobraría cientos de vidas y vería su momento cúspide en el desalojo de los partidarios de los hermanos musulmanes que protestaban en la mezquita de Al Fath, en la plaza de Ramses, en el Cairo.
Los métodos usados para solucionar la crisis del gobierno de Mohamed Mursi contradicen todos los principios democráticos. A parte de la simpatía o no que uno pueda tener hacía los hermanos musulmanes, hay que reconocer que la actuación de los militares va en contra de los principios democráticos. El hecho es éticamente condenable.
Más que una cuestión política, el retorno de los militares a Egipto tiene un trasfondo religioso, que no es difícil de observar, aún desde el exterior. La crisis del gobierno de Mohamed Mursi no está en la falta de efectividad en la administración estatal, sino en lo que representa el partido, una religión. El enfrentamiento más que político es entre la religión que promueve los valores tradicionales y el implacable estado secular moderno. Hechos como los de la masacre de la mezquita de Al Fath no son nuevos en la historia.
Símbolo de los vendeanos
Basta echar una mirada atrás a la reacción antirreligiosa que tuvo lugar durante la Revolución Francesa. En particular otra masacre, aún en mayor escala, el la región francesa de La Vendée, en la que se estima que alrededor de 120 católicos hayan perdido la vida, a manos de los revolucionarios. Los hechos de la Vendée y la mezquita de Al Fath pueden relacionarse ya que significan los tiros de gracia que en sus momentos se les da al catolicismo y al Islam. Si después de La Vendée el catolicismo en Francia no volverá a ser el mismo ni parecerse a lo que fue, así será con el Islam después de los hechos de la mezquita de Al Fath.
Por mucho que se quiera rehusar de los hechos, la historia muestra un principio a tener en cuenta, que tanto La Vendée como Al Fath no son hechos históricos aislados. Aunque lejos en el tiempo, si cercanos en los métodos de un proyecto que llaman como “modernidad” o “secularismo”.
Dos papas juntos: Teodoro II, el copto y Francisco, el católico.
Los musulmanes en Egipto no son a los únicos que se les apunta, la fuerza de la violencia cae también sobre los cristianos coptos. Cabe preguntarse si en Egipto no ha habido fuerzas de seguridad para proteger las iglesias, conventos y propiedades de los cristianos egipcios. Como el problema no es sólo el Islam bien vale la pena de paso destruir algo que en cualquier momento también pueda convertirse en un problema para los grupos de poder, como lo puede ser el Cristianismo Copto.
El desafío de los grupos de poder no está aislado en el Cristianismo ni en el Islam, es algo común a estos grupos religioso que comparten también con el Judaísmo: El Monoteísmo. De por sí esta expresión religiosa, que tiene una implicación ontológica, marca al ser humano con una forma de pensar particular. Esa particularidad es un único Dios creador de la humanidad como una familia. El monoteísmo parte de principios éticos y morales que condiciona la relación entre las personas hacía un trato como hermanos. Un principio que tiene distintos tratamientos y variaciones, pero que como principio existe y es valido para todo tiempo y lugar.
Desde esta perspectiva adquiere la situación de los cristianos en Egipto una nueva luz. La desaparición de estos de ese país pudiera beneficiar más que a los musulmanes, a los grupos de poder que intentar destrozar la religión. En más de 1500 años de un cristianismo viviendo bajo el poder del Islam resulta que es hoy día que hasta los servicios religiosos copto se tienen que suspender.
La cuestión sería cuál es la agenda detrás de los hechos de la mezquita de Al Fath. Hay elementos que lleva a uno a la familia en su modelo monoteísta patriarcal. La palabra nos suena un poco como ruda y dura a los oídos de la modernidad. El modelo de familia patriarcal se viene ya cuestionando desde hace más de un siglo, un ejemplo de ello lo encontramos en la obra de Federico Engels “El Origen de la Familia, el Estado y la Propiedad Privada. Un modelo que para los paradigmas económicos y sociales de hoy día no funciona, supuestamente.
Después de la persona divina, la del padre en la fe, Abraham tiene un papel determinante en el monoteísmo. Es el fundador de la familia de los creyentes en el Dios único. Una familia que el los textos monoteístas está llamada a llenar el mundo de seres humanos, y llenarlo en abundancia. Tres figuras centrales, que son hombres, representativas de las religiones monoteístas: Moisés, Jesús y Mohamed.
Esto se contrapone con los principios de la modernidad, que no sólo sataniza la figura paterna, sino busca desacoplar todos los vínculos familiares de diferentes maneras. Además, la natalidad, el que vengan otros seres humanos al mundo, que si bien en otras épocas fue símbolo de progreso, hoy día se le da un significado negativo.
Hay elementos que hablan de que el proceso político que se está dando en Egipto no tiene que ver sólo con la democracia. En la mirilla está el monoteísmo y su visión cosmológica. La los grupos de poderes que manejan a su antojo la modernidad sienten la necesidad de un cambio de paradigma. Los fundamentos ontológicos, antropológicos, éticos y morales pueden convertirse en un freno para las intenciones de dominación.